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Cuando hablamos de ensaladas, a menudo pensamos en las combinaciones tradicionales. Sin embargo, el queso feta, un ingrediente que suele asociarse con la ensalada griega, puede llevarte a explorar nuevas y refrescantes opciones. Hoy te proponemos una receta que une la frescura de las frutas con la intensidad del feta: una ensalada de fresas, sandía, pepino y queso feta. Ideal para esos días calurosos en los que buscas un plato ligero, lleno de sabor y color.
Orígenes del queso feta y sus beneficios
El queso feta tiene sus raíces en la milenaria gastronomía griega. Elaborado principalmente con leche de oveja, y a veces con una mezcla de leche de oveja y cabra, se cura en salmuera, lo que le confiere un sabor distintivo. Este queso es conocido no solo por su fuerte personalidad, sino también por sus beneficios nutricionales. Es una excelente fuente de calcio y proteínas, además de ser bajo en grasas en comparación con otros quesos curados. Esto lo convierte en una elección ideal para aquellos que buscan cuidar su alimentación sin sacrificar el sabor.
Ingredientes frescos para una ensalada vibrante
Para preparar esta ensalada, necesitarás:
- Fresas frescas
- Sandía
- Pepino
- Queso feta
- Hojas de menta fresca
- Jugo de lima o limón
- Aceite de oliva
Comienza lavando bien las fresas y el pepino. Corta las fresas en cuartos y el pepino en rodajas finas, que puedes hacer en espiral si tienes un espiralizador. La sandía se corta en cubos medianos, asegurándote de retirar las semillas si es necesario. En una ensaladera grande, mezcla la sandía, las fresas y el pepino, y desmenuza el queso feta por encima, siendo cuidadoso para que no se deshaga completamente. Finalmente, añade las hojas de menta picadas para darle un toque fresco.
El aliño que realza los sabores
Para el aliño, mezcla el jugo de lima o limón con un chorrito de aceite de oliva. Vierte esta mezcla justo antes de servir para evitar que las frutas suelten demasiado líquido. Si lo deseas, añade una pizca de sal, aunque el queso feta ya aporta suficiente sabor. Esta combinación de frutas y queso resulta en un plato que sorprende por su frescura y el contraste de sabores.
Consejos para una ensalada perfecta
Si bien la receta es sencilla, hay algunos consejos que pueden marcar la diferencia. Asegúrate de que las fresas y la sandía estén en su punto justo de maduración, dulces pero firmes. Esto ayudará a mantener la textura de la ensalada. Opta por un buen queso feta, preferiblemente de leche de oveja, y evita las versiones “estilo feta” que utilizan leche de vaca, ya que carecen de ese sabor auténtico. Además, es recomendable montar la ensalada justo antes de servir para evitar que se vuelva aguada.
Variaciones y opciones adicionales
Esta ensalada de verano es increíblemente versátil. Puede acompañar perfectamente carnes a la parrilla, como pollo o pavo, pero también puede ser un plato principal ligero por sí sola, tal vez con un poco de pan pita o tostadas integrales. Para hacerlo más sustancioso, puedes añadir garbanzos cocidos o quinoa. Si quieres experimentar más, considera mezclar fresas con rúcula y un poco de vinagre balsámico, o añadir trozos de tomate cherry y albahaca a la sandía. Las posibilidades son infinitas cuando se trata de ensaladas frescas.
Recuerda, la cocina es un espacio para la creatividad. Deja que tus ingredientes hablen y no temas experimentar. Así, cada bocado será un viaje de sabor que te hará querer repetir esta deliciosa ensalada una y otra vez.