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Encontrar croquetas saludables adecuadas para bebés puede ser un desafío, especialmente cuando buscamos una receta sin sal, con la textura adecuada y que realmente les guste a los niños. Esta guía presenta una receta casera de croquetas que cumple con todos los requisitos: suaves por dentro, crujientes por fuera y rellenas de pollo y verduras nutritivas, asegurando que los más pequeños obtengan los nutrientes necesarios.
Preferimos preparar estas croquetas de pollo en un formato de alimentación controlada por el bebé (BLW), haciéndolas más grandes que las versiones tradicionales para que sean fáciles de agarrar por las manitas. Al optar por hornear o utilizar una freidora de aire, minimizamos la fritura excesiva, resultando en una opción mucho más ligera para su bebé.
¿Cuándo pueden los bebés disfrutar de las croquetas?
Estos deliciosos bocados pueden ser introducidos a los bebés a partir de los seis meses, siempre que estén listos para el BLW y puedan manejar texturas suaves. Es fundamental asegurarse de que las croquetas no contengan sal añadida ni trozos grandes que puedan representar un riesgo de asfixia.
Ingredientes que necesitarás
Para crear estas sencillas croquetas de pollo y verduras, reúne los siguientes ingredientes: pollo desmenuzado, zanahorias ralladas, calabacín, un poco de aceite de oliva, harina, leche, espinacas y pan rallado o copos de maíz triturados para rebozar. Estos ingredientes se combinan para formar un relleno húmedo y sabroso que a los bebés les encantará.
Preparación paso a paso
Comienza salteando la zanahoria y el calabacín rallados en una cucharada de aceite de oliva hasta que se ablanden. Este paso realza los sabores y hace que las verduras sean más fáciles de masticar para los más pequeños. Luego, añade la harina, removiendo continuamente durante unos dos minutos para eliminar cualquier sabor a crudo.
Gradualmente, vierte 250 ml de leche mientras revuelves para crear una espesa salsa bechamel. Esta base cremosa es esencial para la textura general de las croquetas. Una vez espesa, mezcla el pollo desmenuzado, las espinacas y la avena, asegurándote de que todo esté bien combinado.
Transfiere la mezcla a un bol, cubriéndolo con film transparente, asegurándote de que toque la superficie de la mezcla para evitar que se forme una costra. Refrigera durante al menos una hora para permitir que los sabores se integren y la mezcla se firme.
Formando y horneando las croquetas
Después de enfriar, saca la mezcla del refrigerador y forma cilindros alargados, que son más manejables para que los bebés los sostengan. Cada croqueta debe ser sumergida en un huevo batido antes de ser rebozada con pan rallado o copos de maíz triturados.
Coloca las croquetas en una bandeja para hornear, asegurándote de que no se toquen entre sí, y congélalas en su estado crudo. Esto te permitirá prepararlas con antelación para esos días ocupados.
Cuando estés listo para cocinarlas, coloca las croquetas congeladas directamente en un horno precalentado a 200 °C durante aproximadamente 15 a 18 minutos, o en una freidora de aire a 180 °C durante 12 a 14 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción para una cocción uniforme.
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Preferimos preparar estas croquetas de pollo en un formato de alimentación controlada por el bebé (BLW), haciéndolas más grandes que las versiones tradicionales para que sean fáciles de agarrar por las manitas. Al optar por hornear o utilizar una freidora de aire, minimizamos la fritura excesiva, resultando en una opción mucho más ligera para su bebé.1