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La cocina es más que una simple actividad; es una forma de vida, un acto de amor y creatividad. Para Martha Ortiz, reconocida chef mexicana, cada platillo es una historia que se narra a través de sabores y tradiciones. En su restaurante Dulce Patria, ubicado en el corazón de la Ciudad de México, la gastronomía se convierte en un espectáculo donde los ingredientes locales son protagonistas. Con un profundo amor por su tierra, Martha ha logrado reinterpretar la esencia de la cocina mexicana, creando experiencias que van más allá de lo gustativo.
Un viaje a través de sabores y tradiciones
En Dulce Patria, cada platillo es una obra de arte. Desde el pozole de langosta, que combina lo gourmet con la tradición, hasta el emblemático mole negro de pato, cada bocado es una invitación a explorar la rica cultura culinaria de México. La chef utiliza ingredientes frescos y de calidad, presentando una carta que refleja su visión ecléctica y elegante. Imagina degustar un cheesecake de tuna, servido en un juguete de madera, o un chocolate acompañado de un pequeño molinillo; son experiencias que despiertan los sentidos y cuentan historias.
La pasión por la cocina y la cultura
Martha Ortiz no solo es una chef; es una narradora. Su amor por la cocina comenzó desde pequeña, inspirada por la bandera mexicana que representa no solo un país, sino una rica herencia gastronómica. A lo largo de su carrera, ha escrito varios libros, entre ellos ‘El sabor del Edén’, en colaboración con su madre, y ‘Cocina de Sinaloa’, que ha ganado reconocimientos internacionales. La cocina es su forma de conectar con el mundo, de compartir su cultura y de rendir homenaje a las mujeres que han influido en su vida.
El proceso creativo detrás de cada platillo
Crear un menú no es simplemente una cuestión de combinar ingredientes; es un proceso reflexivo. Martha describe su método como la creación de narrativas gastronómicas. Cada platillo tiene su propia historia, un nombre y una personalidad. Esto se traduce en sabores que evocan paisajes, recuerdos y emociones. ¿Alguna vez te has preguntado cómo se siente un platillo que sabe a humo y a piedra? Así es el pato con mole negro, una experiencia que deja una huella imborrable en quienes lo prueban.
Un legado para las futuras generaciones
El mayor reto para un chef, según Martha, es la consistencia. No solo en la cocina, sino también en la vida. La chef busca construir un legado que inspire a las futuras generaciones, fomentando el respeto por la gastronomía mexicana y su rica diversidad. En cada plato, hay un pedazo de su historia, de su amor por su país y su deseo de empoderar a las mujeres a través de la cocina. Su próximo proyecto, un libro titulado ‘María va… recetas para mujeres con grandeza’, es un paso más en esta dirección, celebrando la cocina como un espacio de libertad y empoderamiento.