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Las acelgas, con sus hojas vibrantes y su sabor característico, son una adición deliciosa y nutritiva a cualquier plato. A veces, cuando tenemos una buena cantidad en casa, surge la pregunta: ¿cómo conservarlas para que no se desperdicien? Congelar acelgas es una excelente solución, pero no todas las técnicas son iguales. Dependiendo de cómo planees utilizarlas más adelante, deberás elegir el método adecuado. A continuación, te mostraré los pasos para congelar acelgas, ya sea crudas, escaldadas o cocidas.
Congelar acelgas crudas
Es posible congelar acelgas directamente sin cocinarlas, aunque esta opción no es la más recomendable si buscas mantener su textura. Al hacerlo, las hojas pueden volverse blandas y gomosas al descongelarse, especialmente si las quieres usar en platos donde la forma es importante, como en salteados. Sin embargo, si planeas utilizarlas en sopas, cremas o potajes, puedes optar por congelarlas frescas. Para esto, asegúrate de lavarlas bien, secarlas lo más posible y cortarlas antes de envasarlas en bolsas o recipientes.
La mejor opción: escaldar antes de congelar
Si realmente deseas conservar el color, la textura y el sabor de las acelgas, escaldarlas es el método más recomendado. Simplemente hiérvelas durante 1 a 2 minutos (las hojas requieren menos tiempo, mientras que las pencas necesitan un poco más), luego pásalas inmediatamente por agua fría para detener la cocción. Este paso es crucial, ya que ayuda a mantener la frescura de la verdura. Después, es importante escurrirlas muy bien y congelarlas en porciones. Este método resulta ideal si planeas usar las acelgas en salteados, cremas, tortillas o como acompañamiento. Su descongelación es rápida y preserva su estructura, evitando la textura babosa que a muchos no les gusta.
Congelar acelgas cocidas
Si tienes acelgas cocidas que te han sobrado, también puedes congelarlas. Solo asegúrate de dejarlas enfriar completamente y escurrir todo el líquido antes de guardarlas en un recipiente hermético. Esta opción es perfecta para recetas de aprovechamiento o para tener una base lista para una crema, un revuelto o incluso un gratinado. Un consejo: evita congelarlas con el agua de cocción o en caldos, ya que esto ocupa más espacio y puede alterar la textura al descongelar. Además, es recomendable etiquetar los recipientes con la fecha para no olvidarlas en el fondo del congelador.
Recetas para usar acelgas congeladas
Una vez que sabes cómo congelar acelgas, el siguiente paso es pensar en las recetas donde puedes utilizarlas sin complicarte. Por ejemplo, son perfectas en una crema de acelgas, donde la textura menos firme no es un problema. También puedes saltearlas directamente desde el congelador con un poco de ajo y aceite para una guarnición rápida. Si las escaldaste previamente, ¡no dudes en usarlas en una tortilla de acelgas, en unos garbanzos con acelgas o incluso en un delicioso gratinado con bechamel!
Personalmente, tengo un recuerdo entrañable de mi infancia, cuando escribía historias de piratas mientras mi madre horneaba bizcochos en la cocina. Aquellas memorias, llenas de aromas y sabores, me inspiraron a cocinar. Hoy, como madre y comunicadora, sigo disfrutando de la cocina casera y encuentro en la preparación de las acelgas congeladas una forma práctica de añadir verdura a mis platos sin perder tiempo en la limpieza y pelado. Así que, ¿qué esperas para probar estos consejos y disfrutar de las acelgas en su máxima expresión?
