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Si alguna vez has arrugado la nariz al escuchar la palabra brócoli, es momento de reconsiderar tu opinión. Esta verdura, a menudo subestimada, puede transformarse en un plato delicioso que te hará querer más. La clave radica en la técnica de cocción; en lugar de recurrir a versiones aburridas, utilizaremos la freidora de aire, un aparato que promete revolucionar nuestras preparaciones culinarias.
La magia de la freidora de aire reside en su capacidad para asar las verduras, logrando una textura crujiente por fuera y tierna por dentro, en un tiempo menor que el que requiere un horno convencional. Además, el brócoli puede convertirse en la estrella de la mesa cuando lo combinamos con un toque de queso fundido. ¿Listo para comenzar a cocinar?
Preparación del brócoli
El primer paso para lograr un brócoli al queso perfecto es seleccionar los ingredientes adecuados. No se necesita nada complicado; asegúrate de que el brócoli sea fresco y de buena calidad. Comienza por lavarlo cuidadosamente en agua fría para eliminar cualquier impureza. Aquí viene el truco: secarlo bien es fundamental. Un brócoli húmedo generará vapor, y no queremos eso; buscamos asarlo para que quede crujiente.
Corte y aprovechamiento del tallo
Una vez que el brócoli esté seco, corta los floretes en tamaños uniformes. Esto asegura que se cocinen de manera homogénea. Evita hacerlos demasiado grandes o pequeños; un tamaño bocado es ideal. No olvides el tallo, que a menudo se descarta, pero también es delicioso. Simplemente pela la parte exterior y corta el interior en cubos o tiras. Puedes asarlo junto con los floretes o reservarlo para otras recetas como purés o sopas.
Aliño y cocción en la freidora de aire
Ahora que tienes el brócoli listo, es momento de darle sabor. En un bol grande, mezcla los floretes (y los trocitos de tallo, si decides usarlos) con un buen chorrito de aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta negra y un poco de ajo en polvo. Asegúrate de que cada trozo quede bien recubierto; esto ayudará a que el calor se distribuya uniformemente y el ajo se tueste, formando una deliciosa costra.
El secreto de una cocción perfecta
Precalienta tu freidora de aire a 190°C durante unos minutos. Una vez caliente, coloca el brócoli aliñado en la cesta, pero no lo amontones. Es crucial que el aire caliente circule entre los trozos para obtener ese acabado crujiente. Si tienes mucho brócoli, es mejor cocinarlo en varias tandas. Programa la freidora por 6 minutos.
Mientras el brócoli se cocina, ralla un poco de queso cheddar. Asegúrate de hacerlo a partir de un bloque y que quede en trozos grandes; esto ayudará a que se derrita perfectamente. Cuando pasen los 6 minutos, revisa el brócoli, agita la cesta para voltear los trozos y espolvorea el queso uniformemente sobre ellos.
Gratinado y presentación
Regresa la cesta a la freidora y programa de 2 a 3 minutos más a la misma temperatura. Este paso es crucial, ya que buscamos que el queso se funda y burbujee, pero no queremos que el brócoli se cocine de más. Mantén un ojo en la freidora para asegurarte de que el queso no se queme.
Una vez que el queso esté derretido y ligeramente dorado, retira la cesta con cuidado. El aroma que emanará será irresistible. Sirve el brócoli al queso de inmediato, ya que pierde su textura crujiente si se enfría o se cubre. Este plato es perfecto como guarnición para carnes a la plancha o al vapor, y también funciona como un aperitivo saludable.
Si prefieres usar un horno tradicional, el proceso es bastante similar. Precalienta el horno a 200°C y extiende los floretes en una bandeja con papel de horno. Hornéalos durante unos 15-20 minutos y, cuando estén tiernos y dorados, agrega el queso y gratina unos minutos más. Así, tendrás un brócoli al queso que incluso hará que los más reticentes se rindan ante su sabor.
