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Un chef con una historia única
Mariano Ramón es un nombre que resuena en el mundo gastronómico argentino. Desde sus inicios como pasante con el renombrado chef Francis Mallmann en 1999, su trayectoria ha sido un viaje de aprendizaje y exploración.
Bajo la tutela de Narda Lepes, Mariano no solo perfeccionó su arte culinario, sino que también abrió su mente a nuevas oportunidades y experiencias. Esta base le permitió descubrir la diversidad gastronómica del mundo, viajando a lugares como Perú, España, Nueva Zelanda y varios países del sudeste asiático.
La influencia de sus viajes en la cocina
Las travesías de Mariano a través de continentes le enseñaron a apreciar la riqueza de sabores y técnicas. En Asia, se empapó de la cultura culinaria que, a menudo, se centra en la complejidad de los ingredientes en lugar de la simpleza. Mientras que muchos chefs contemporáneos optan por resaltar la pureza de los productos, Mariano elige la **superposición de sabores**, creando platos que son una explosión de texturas y aromas. Esta filosofía se ve reflejada en la carta de Gran Dabbang, donde cada plato cuenta una historia de su viaje.
Gran Dabbang: más que un restaurante
Fundado hace más de una década, Gran Dabbang no es solo un lugar para comer; es un espacio donde la **gastronomía se convierte en arte**. Mariano ha trabajado para que su restaurante sea una **extensión de su identidad** como chef. “Quería que Gran Dabbang fuera un lugar que me representara”, explica, y en esa búsqueda ha logrado crear un ambiente único, donde cada comensal puede disfrutar de una experiencia culinaria que va más allá de lo convencional.
La cocina de Gran Dabbang
Lo que realmente distingue a Gran Dabbang es su enfoque en los ingredientes locales y la diversidad de la cocina argentina. Mariano ha recorrido el país en busca de pequeños productores, descubriendo tesoros gastronómicos que aportan autenticidad a su menú. “Al principio, buscábamos productos europeos, pero pronto me di cuenta de la riqueza que tenemos aquí”, comenta. Entre sus platos más emblemáticos se encuentran la **codorniz marinada con rica rica** y el **ciervo con papaya**, que muestran su habilidad para fusionar influencias asiáticas con ingredientes autóctonos.
Un equipo unido y apasionado
En Gran Dabbang, la estructura del equipo es tan única como su cocina. Todos los miembros, salvo un administrativo, son cocineros que rotan en diferentes puestos. Esta dinámica fomenta un ambiente de aprendizaje y colaboración. “Acá todos compartimos responsabilidades. Esto también evita que el trabajo se vuelva monótono”, explica Mariano. Este enfoque colaborativo ha permitido que el restaurante mantenga una **identidad fuerte y coherente** a lo largo de los años.
Logística y comunidad
A pesar de los desafíos logísticos que enfrenta la gastronomía en Argentina, Mariano ha logrado establecer redes de colaboración entre cocineros. “Nos unimos para hacer compras y así obtener productos frescos de temporada”, afirma. Este espíritu de comunidad también se refleja en la manera en que los cocineros eligen colaborar, dejando de lado la competencia para enfocarse en el crecimiento colectivo.
Reconocimiento y desafíos
A pesar de su éxito, Gran Dabbang ha enfrentado obstáculos, como la ausencia en la Guía Michelin, lo que ha generado un debate sobre los estándares de reconocimiento. Mariano reconoce que la guía tiene sus criterios, pero está decidido a mejorar y seguir innovando. “Nos encantaría estar en la lista, pero nuestra esencia es lo que realmente valoramos”, dice, mostrando su compromiso con la autenticidad por encima del reconocimiento.
Gran Dabbang en el corazón de Buenos Aires
Situado en un rincón menos glamoroso de Palermo, Gran Dabbang ha logrado construir su propio espacio en la vibrante escena gastronómica de Buenos Aires. “No planeo mudarme. Este lugar tiene su propia historia y carácter, algo que me enorgullece”, comparte Mariano. Su restaurante no solo es un reflejo de su talento, sino también de su amor por la cocina y la comunidad que ha logrado construir en torno a ella.
Un futuro prometedor
Con un enfoque en la mejora continua y la innovación, Mariano Ramón sigue explorando nuevas fronteras en su cocina. Con cada plato que sirve, cuenta una historia única, y a pesar de los desafíos, el amor por su trabajo y su compromiso con la calidad lo mantienen en el camino del éxito. La historia de Gran Dabbang es un testimonio de la pasión y la dedicación que se necesitan para crear algo verdaderamente especial en el mundo de la gastronomía.
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